Maldigo



"Maldigo" es un poema del libro bilingüe de próxima aparición, Huella de un caz Editorial Lastura, 2014).
Prólogo de Miguel Ángel Yusta
Huella de un caz pertenece a la serie horizontal de la Colección O Roibén de Lastura


"Maldigo", de Clara Tengonoff
Óleo con collage,
Maldigo las almas realistas
que eximen del oxígeno a sus venas
y entierran los sueños bajo cal
después de haberlos fusilado.

Maldigo el alma del que duda
del plenilunio que le besa
y revienta la sesera a la evidencia
con el culatazo de la excusa.
Maldigo el vómito de los embustes
que visten con harapos la franqueza
y ciñen en la sien de la renuncia
del fingimiento, las espinas.

Maldigo el cómodo rictus del contrato,
mullido y holgado sobre el sieso
que desprende la nuca cuando reina.

Maldigo la mediocridad, el conformismo,
silencios que acribillan voluntades
y devoran despojos de perdón
al cadáver etéreo de los cuerpos.
                                                                           

      
El óleo con collage toma el título del poema, ya que su autora, Clara Tengonoff, se inspiró en el mismo para realizarlo.





Maldigo as almas realistas
que eximem do oxigénio às suas veias
e soterram os sonhos sob a cal
depois de os terem fuzilado.

Maldigo a alma de quem duvidar
do plenilúnio que o beija
e rebenta os sisos à evidência
batendo escusas com a culatra.

Maldigo o vomito das mentiras
que vestem de farrapos a franqueza
e cingem na têmpera da renuncia
do fingimento, as espinhas.

Maldigo o cómodo ricto do contrato,
mole e folgado sobre o siso
que desprende a caluga quando reina.

Maldigo a mediocridade, o conformismo, silêncios
que esmagam vontades
e devoram despojos de perdão
ao cadáver etéreo dos corpos.


Traducido al gallego por Xavier Frías Conde






El poema fue publicado inédito en la antología de Versos Pintados del Café Gijón, Panorama (Edidones Vitruvio, 2011)

Laura Gómez Recas

?



¿Es el amor avaricia?
Tentáculo que entorpece
hasta los músculos más duros
y desata la lágrima
y arruina el verdadero,
el más radical de los mimbres
que sujetan el cuerpo,
y empuja a caminar
al minuto siguiente,
al que estoy condenada.
A caminar, a caminar,

a caminar...

Laura Gómez Recas
Fotografía: Scott Ackerman


Hoja que pasa



Me miras como hoja que pasa.

Cuando hay un cielo negro en mi ventana
no se atisba el temple de tu palabra
ni la alcoba segura de tus manos.
Arrecia en salpicaduras la lluvia
y araña los cristales la intemperie.

Cuando las luces brillan
y avivan los márgenes del camino,
no se sienten tus pasos compañeros
ni la lumbre en tu aliento cuando amante.

Me miras como hoja que pasa.

Pero fondeo en ti, y permanezco
porque quiero dormir entre las páginas
del libro que abres al anochecer.

Laura Gómez Recas

Invierno en la dehesa

"INVIERNO EN LA DEHESA"
Carlos Puente


Hiéreme con hielo en la mirada,
hiélame con hierro toda sangre.

La espiga blanca en el campo negro
y tu cuerpo impecable, altozano,
donde la piedra azul bruñe la niebla
y afila de mi espejo tu querencia.

Lacérame de escarchas que no maten
y congela el metal de esta memoria.

Laura Gómez Recas
A "Invierno en la dehesa", de Carlos Puente

Como crece el gladiolo


Escribo un beso
sobre la piel del aire que te envuelve
para que deleite su paso
las más delgadas láminas de amor
que en ti subsisten.

En este viaje
de una eternidad íntima y dulzuras
acontecen las manos que acarician
como crece el gladiolo
en el jardín que sobrepasa.

Sólo el tiemblo imperceptible del labio
reza la inmensidad de lo que siento.

Laura Gómez Recas
De "Ronda de versos" (Ed. Lastura, 2013)

 Fotografía:
www.emporiodassementes.com

haiku

                        



En el vitral, 

los colores recaman

la vieja luz.






Laura Gómez Recas
Fotografia: 
Notre Dame de Sablon (Bruselas), Laura Gómez Recas

Invoco al miedo


Invoco al miedo
que encoje el alma cuando te ausentas,
no del pecho manzana que me cubre,
sino del ser ignoto que te alienta en el beso.

Me ha dicho el miedo
que te olvide y acuda a la magia inaprensible
de las cosas que libran la batalla
fuera del mapa que navegas con tu amor.

He cedido al fin y, acorralada,
siento la presión de la rompiente entre costillas
y el hálito salado del mar sobre la lengua.
Y espero aquí, con el ahogo de la espuma,
que seas tú quien quiebre la tendencia hacia el fondo.

Puede que las sirenas, esos seres odiosos,
luzcan verdín, como yo, en los ojos.
De tanto amarte en tibieza están dorados,
y cada golpe de mar me recuerda
que fuiste tú quien ancló sus manos en mi cuerpo
y amamantó mi boca con raíces y grisura.


Laura Gómez Recas, 2010
Fotografía: William Dalton

haiku




Espejo blanco

tu semblante de arroz,

mi única linde.





Laura Gómez Recas
Fotografía:
 "Silueta", de Carlos Motay Martínez