Decapítame


Decapítame,
dame la ortiga,
devórame el espacio
en el que muero…
Despieza
cada parte de mi cuerpo,
cúbreme de cal,
dame salitre
y fía a la intemperie
mi semblante.

Seré pasto de los lobos,
arena en la ventisca,
seré aurora
tapizada de tormenta,
tierra agostada,
cecina enjuta…
Seré lo que tú quieras
que yo sea:
sólo un verso de ayer,
una jactancia,
un buen poema.
©"La palabra detenida", Laura Gómez Recas
©"Marioneta", José Miguel Ilundain Vilà

Una jauría de besos sublevados



Una jauría de besos sublevados
subyugó el tiempo y el espacio,
arrinconándolos no se sabe dónde:
si entre los dedos de las manos,
si entre los labios imantados,
si entre los pechos inundados
o directamente fuera,
dejando aislados los dos cuerpos,
trasladados al limbo de la nada
donde nada es casual y transferible
donde todo es rotundo en su certeza.

Y en aquel lugar irreversible,
las dos mentes fundidas en su mundo,
se invadieron con la firmeza del tacto,
con sueños mutilados y acallados
y un manantial de urgencia
que emergió sin hallar cauce
para viajar en libre torrentera.

Una jauría de besos sublevados
penetró en el abismo de la vida,
amotinada brasa que a su rastro
calcinó la ciénaga decente
y el contrato espurio y apropiado.

©"La dársena", Laura G. Recas
Fotografía: Centaurus A. Agujero negro. NASA

No hay lugar



Ha quedado el tálamo herido
y no hay lugar donde yacer.
Sólo piedra y liquen soportan
el peso del pensamiento,
como sábana ancestral
donde posarse.
Un manto lunar arropa
lo que soy, lo que de mí queda
bajo la herida de muerte
que vomita el alma.
No necesito más batallas,
ni más abrazos,
estando aquí apostada en el vacío
de una nada acuciante y estrellada.

©"Luna sobre púrpura", Laura G. Recas
Fotografía "Margarita recostada", Jaime G. Recas

Carmín


Cae el carmín de mis labios,
prisión de tu boca,
al deslizar tu lengua,
como un soborno,
sobre los carceleros que te besan.


©"Luna sobre púrpura", Laura G. Recas

Cuarta ausencia

La testaruda gracia del espejo
migra hacia el sur,
epicentro en ruinas del hayedo
en el que modelas la fe
que me abandona.

Partióseme la aldaba
en dos axiomas,
de tanto golpear en tu cerebro.

©"Cincuenta ausencias", Laura G. Recas
Fotografía: Hayedo en el cañón del Añisclo (Huesca), Jaime G. Recas

Descríbeme


Descríbeme la verdad sobre este lienzo
que no verán tus ojos, ahora turbios.
Traza la cartografía del desdén
entre los huecos oscuros de mis huesos,
para entender la geometría
que une las estrellas al silencio.
No soy más que polvo errático en vacío
sin lugar donde posar mi ínfimo ser.

©"Luna sobre púrpura", Laura G. Recas
Fotografía: ©"Cometa Lulin desde el bosque", de Bill Ingalls

Aniversario


Antonio Machado

Sevilla, 26 de julio de 1875 - Collioure, 22 de febrero de 1939

Hortus Liber recibe tu luz


Tal vez la mano, en sueños,
del sembrador de estrellas,
hizo sonar la música olvidada

como una nota de lira inmensa,
y la ola humilde a nuestros labios vino
de unas pocas palabras verdaderas.


Antonio Machado
"Soledades. Galerías. Otros poemas." (1907)

Maldigo


"Maldigo"
Clara Tengonoff
Óleo con collage


Maldigo las almas realistas
que eximen del oxígeno a sus venas
y entierran los sueños bajo cal,
después de haberlos fusilado.

Maldigo el alma del que duda
del plenilunio que le besa
y revienta la sesera a la evidencia
con el culatazo de la excusa.

Maldigo el vómito de la mentira
que ensucia con harapos las verdades,
y ciñe en la sien de la renuncia
del fingimiento, mil espinas.

Maldigo el cómodo rictus del acuerdo,
mullido y holgado sobre el sieso
que desprende la nuca cuando reina.

Maldigo la mediocridad y el conformismo
y, en la suma total,
el silencio que acribilla voluntades,
la miseria de la vida que devora
el despojo del perdón
y el cadáver etéreo de mi cuerpo.

Laura Gómez Recas
Sobre este poema, está inspirado el cuadro ©"Maldigo", de Clara Tengonoff


AMADEUS escribió sobre "Maldigo"
Benditas son las almas soñadoras
que trepan sin descanso por las hiedras,
rompiendo los cristales con las piedras
de realidades empobrecedoras.

Benditas son las lunas redentoras,
que besan a los sapos y culebras,
y tejen con sus rayos esas hebras
teñidas de tinturas incoloras.

Benditas las verdades de mentira,
que nadie cree, aunque son verdad,
y que el tedio monótono estira

en esa interminable soledad,
como el trompo que gira, gira, gira...
buscando en la agonía, libertad...

©Amadeus
Repentizado sobre tus versos, a las 0:40 del 23 de febrero de 2009

La carrera



Su oído receló de sí mismo. Pronto, sus ojos se toparon con el surco que se abría paso en la superficie aterciopelada. La reja de un arado incorpóreo había establecido dos partes en el sensual territorio, valiéndose de un trenzado deshecho imposible de reparar.

En su conciencia, advertía que aquello le había quebrado el día. Mamá no lo entenderá. El camino, surgido de la nada, tenía un recorrido fatal, delatando la blancura del subsuelo, su piel. Se volvía angosto al alcanzar la delgadez del estoico sostén de la pierna. Mancillado el tobillo, se embocaba tras el sublime perfil del zapato de tacón, verde como la lágrima.

La portera del quince gritaba. Ha sido un obús, le ha partido en dos. Entre sus brazos, Adela yacía muerta con una carrera en la media y otra en la cintura.


Relato corto. Un reto: Diez líneas. Word. Times New Roman – 12
Laura  Gómez Recas

La yema

La yema, mi núcleo,
se inclina al amarillo
en litigio de corolas
con la turgencia del beso,
que se escancia lentamente
desde la lengua al limón.

La lluvia, mi contexto,
torna blanco al azafrán
que revolotea sin tregua
entre los dedos que indagan
las honduras del granate.

Y en la cúspide del limo,
acumulado en la piel,
se rebela la saliva
y entabla tirabuzones
para erguir al tulipán,
sonrosado bucle de a pie,
que se derrama a granel
entre el núcleo y el contexto.

Laura Gómez Recas

Bodegón

"Bodegón"
Josefina C. Piris
Óleo sobre lienzo

Apalancado sobre el mantel, el volumen de la forma:
la virtual maternidad, sostén del azul de las flores,
y la oronda carnosidad de la pulpa
que yace, escondida, bajo la piel de la fruta,
tersura y sensualidad evocadoras del mordisco.

El terciopelo de la claridad acaricia, amante, la mesa,
impregnada de feminidad satisfecha,
ante la fálica figura de la botella…
a su sombra.



Poema inspirado en: "Bodegón", Josefina C. Piris
Laura Gómez Recas