dejando resbalar toda espesura
desde la boca al cuello, hasta mi cauce.
Tomo tu voz,
para estrenar tablero entre las venas
y trascender al rojo de esta carne.
Donde apunta la víscera prudencia,
reboso del color de la amapola
Olvida el mundo que estremece el alma y la aclimata a la soberbia y en el que la vanidad unge lo que somos piel adentro. Ven y desnúdate, relaja el músculo de la pose y mira hacia dentro, hacia el derroche de luz que alumbra la única verdad que te sostiene.