Gris de mi ser que me persigue


Daría mi sombra,
gris de mi ser que me persigue,
por espirar el duelo
y arañar la estela del naufragio.

Todo síntoma que recorro
me conduce al centro
que en mí escarbo.
Toda calentura que palpo
orienta a la certeza
el sentido inconcluso de mis dedos.

Verdades abiertas de la herida
y pupilas amantes de la sangre
que exigen atravesarme en la tormenta.
Vendavales llenos de mañanas
que recorren mi valle,
garganta abajo...
hasta el vientre...
hasta más allá de lo punible.

Siena.
Es el color de la víscera
que apuntala mi cuerpo.
Porque de tierra es el crisol
en donde arraigo,
sin más habitabilidad
que el barro simple del que libo.
Tierra.
Mineral nostálgico del abrazo
para yacer, honrar y laborar
cada vez que el oxígeno me invade
y aquilata la arqueta del amor.

Daría mi sombra,
gris de mi ser que me persigue,
por endulzar la boca
y anudar un señuelo a la sonrisa.

©"Desiserátum", Laura G. Recas
Acuarela: "Paisaje", Laura G. Recas